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1904. De oficio carbonero.

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         “Mosquito” fue el apodo que obtuvo Benito Quinquela Martin entre los obreros carboneros en su primera juventud. El muchacho flaco y trabajador, voluntarioso y agil, un dia comenzó a trabajar cargando bolsas, luego de oir la voz de su padre que venia a despertarlo: “Vestite rápido, que tenes que venir conmigo al puerto.”

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            Ese dia comenzó su vida laboral, por un salario que iba desde los 50 centavos hasta el peso por carrada. Asi, también se acerco desde adentro al ambiente obrero de La Boca, donde en el futuro participaría activamente.

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            El primer dia de su vida laboral marco el final de infancia y el principio de una temprana juventud: “Cuando volvimos a casa, a la hora de cenar, el viejo no me dijo nada; pero yo noté que estaba contento de mi comportamiento, porque antes de la sopa me sirvió un vaso de vino, y después de la comida me convido con el primer cigarrillo. Era señal de que el niño ya empezaba a ser hombre”, recuerda el mismo.

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            En esa época, aun no soñaba con ser artista, pero ya dibujaba, y lo siguió haciendo en el puerto, cuidando que sus compañeros de trabajo no lo vieran garabateando con carbón, porque creía que esos dibujos “toscos, intuitivos, rudimentarios” no eran dignos de exhibirse en publico.

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            Esos años de sacrificado carbonero dejaron un recuerdo imborrable: “Las penurias, si es que las ha habido, han sido para mi una escuela formidable de la vida; todo ha sido un bien que yo haya sido obrero: el trabajo modeló mi voluntad. Asi me he formado”.

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            En aquella época, La Boca era el centro obrerista mas agitado del país, donde todos estaban agremiados y se dividían por sociedades: estibadores, carreros, carpinteros, etc.

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            La unión de estas agrupaciones de obreros, en 1904, logro el triunfo del primer diputado socialista argentino, Alfredo Palacios; y Quinquela particip en la campaña electoral pegando carteles del candidato: “Esa disputacion histórica se la debio el país al barrio de La Boca. Yo no lo vote porque todavía no tenia edad; pero contribui con la escalera y el engrudo a aquel primer triunfo de mi amigo, el doctor Palacios.”

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            Quinquela comenzó a frecuentar las sociedades obreras y a comprender cada vez mas a sus coterráneos de La Boca, a sus compañeros carboneros, a la gente de su barrio:

“Personalmente, nunca fui partidario de la violencia como el mejor medio para solucionar problemas personales o conflictos gremiales. Pero me gustaba vivir en aquel clima de lucha[…] La Boca y yo empezábamos a entendernos”.

 

Fuentes:

Muñoz, A. (1949). Vida novelesca de Quinquela Martín. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Buenos Aires.

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