
Madrid, 1923.
Durante más de un año, Quinquela se dedicó exclusivamente a pintar y prepararse para viajar a España. En Noviembre de 1922 se embarcó con el vapor Infanta Isabel hacia Barcelona. Contaba el artista con escaso dinero, por lo cual tuvo que hacer el viaje a título de canciller del consulado Argentino en Madrid con un sueldo de trescientos pesos mensuales y pasaje y pasaporte diplomáticos.
Se dirigió a Madrid y exhibió ante el cónsul Eduardo Schiaffino su nombramiento de canciller, quien le informo de su trabajo y horarios en el consulado: debía cumplir obligaciones burocráticas durante seis horas diarias, llenando formularios, tomando datos de identidad y realizando tareas de oficina.
Sobre esa época recuerda Quinquela: “Entretanto iba conociendo a la gente representativa de Madrid, seguía preparando mi exposición. Días antes de inaugurarla fui al estudio de Benlliure. Venite con tu mejor traje, que tenemos que hacer una visita importante, me recomendó al invitarme.
Nos fuimos los dos al palacio de la Infanta Isabel, que en Madrid le decían ´la chata´. Mientras esperábamos unos minutos, yo le dije a Benlliure que la dueña de aquella mansión debía ser una mujer inteligente, a jugar por la distribución de los muebles, los cuadros, el ambiente acogedor y la forma en que el ama de casa había organizado su vida íntima. Apenas nos recibió ´la chata´, Benlliure se apresuró a comunicarle mis impresiones, que ella me agradeció con una sonrisa llena de simpatía.
Yo había convenido hacía tiempo con Alberto Ghiraldo que el prólogo de la exposición me lo escribiría él. Eduardo Schiaffino, por su parte, opinaba como cónsul y como artista que el prólogo de presentación debía hacerlo un escritor español, y me propuso a Rafael Marquina. Como pretendió hacer valer su autoridad de cónsul y de jefe mío en un asunto ajeno al consulado, cuando el levanto la voz yo la levante más y hasta creo que nos dijimos cosas fuertes.
El resultado del entredicho fue que perdí mi puesto de canciller y los trescientos pesos de sueldo que me pagaba el gobierno argentino. Pero Ghiraldo escribió y firmo el prólogo para el catálogo de mi exposición en Madrid, que se abrió para el público el 12 de Abril de 1923 en los salones del Círculo de Bellas Artes. Mi permanencia en España se prolongó durante un año largo.”
Muñoz, A. (1949). Vida novelesca de Quinquela Martín. Ciudad Autonoma de Buenos Aires: Buenos Aires.


